martes, 17 de julio de 2012

Viaje en “El Valdiviano”




Ruta: Valdivia – Antilhue
Viajar en tren a vapor es toda una curiosidad para los más pequeños, y para las personas más adultas les hace recordar sus años de infancia al ser este medio casi el único nexo del sur o norte con la capital de este país.
Cada tren y cada estación era una historia. Estar en el andén esperando su llegada y ver acercarse esa mole de hierro humeando y botando vapor por todas partes nos hacía sentirnos asustados y a la vez extasiados con su presencia y una vez en su interior disfrutar de sus asientos de cuero en primera y segunda y de madera en los de tercera. El show seguía durante su recorrido con la visita cada cierta estación del inspector que solicitaba a viva voz: “próxima estación Curicó, se revisan todos los boletos”. Y los típicos vendedores que partían ofreciendo desayuno, Sandwich de ave palta, pernil, para luego pasar gritando “Malta, Bilz y Pilsener”.

Esos eran los recuerdos del viejo ferrocarril. Hoy esta actividad en la ciudad de Valdivia está organizada por la Asociación de Chilena de Conservación del Patrimonio Ferroviario y cubre una extensión de 28 kilómetros en el tramo Valdivia - Antilhue – Valdivia, pasando por las estaciones de Huellelhue, Pishuinco, Arique y Antilhue, donde lo espera la gastronomía típica de la zona, artesanal y casera.

Los pasajes para esta excursión se adquieren en la misma estación de Valdivia con un valor aproximado de $ 6.000 por persona ida y vuelta. Este itinerario se realiza sólo durante la temporada de verano, comenzando a principios de enero y terminando en la primera semana de marzo con viajes programados o especiales. Durante el año 2012 la salida fue a las 12:00 horas, según sus organizadores para así aprovechar el día y que la gente disfrutara de las comidas  por el camino.





La estación antes de las 12 del día estaba llena de pasajeros y visitantes que se sacaban fotos por todo el andén. Cámaras fotográficas de todos los tipos retrataban una y otra vez los carros y lo más importante, la locomotora que por su antigüedad llamaba más la atención.

El convoy estaba compuesto por cinco carros. Uno de ellos era el coche comedor. Los restantes coches eran de pasajeros con asientos de cuero negro y verde y con el típico formato de ser reversibles, es decir se pueden colocar cara a cara en caso de ir un grupo familiar o de amigos. El interior de estos carros conserva parte de su mobiliario original, con ventanas adornadas con vitreaux y lámparas antiguas.




La locomotora a vapor estaba con su caldera funcionando lista para salir. El carbón de piedra traído desde Lota y cargado en su tender, alimentaba su fogón.

Esta locomotora, la número 620, fue construida en 1913. Es del tipo 57, fabricada por la Sociedad de Maestranzas y Galvanización Balfour Lyon y Cía., de Viña del Mar con planos originales de la North British, Escocia.



Esta Locomotora a Vapor fue la última en servicio en la Red Sur. Forman parte de este tren cinco Coches Linque Hofmann, construidos en Alemania, en el año 1929. En el caso de la locomotora, una de sus últimas reparaciones fue el cambio total de los tubos de su caldera.
COMPOSICIÓN DEL TREN
•Locomotora a Vapor N°620
•Coche Primera Clase N°289
•Coche Primera Clase N°172
•Coche comedor Y-24
•Coche Eco N°411
•Coche Eco N°427

Al mediodía lanza su primer silbato y se pone lentamente en movimiento causando la alegría de las personas abordo y la tristeza y quizás envidia sana de los que no pudieron conseguir pasajes esos días para poder disfrutar de un viaje al pasado. Sale lentamente de la ciudad bajo la atenta mirada de transeúntes, niños y ancianos que disfrutan mirando pasar el tren y guardando alguna imagen con una cámara de video, fotográfica o de un celular.



El tren avanza lentamente a un costado del rio Calle Calle, en dirección a su primera parada en Huellelhue.  
Hasta este sector, llegaban por el río, barcos de la empresa de Transportes Fluviales, los que traían cargamentos de yerba mate, oxigeno para las fabricas de gaseosas, azúcar de Viña del Mar; productos que debían ser despachados desde Antilhue hacia Temuco y otras ciudades.

Estación Huellelhue. El tren se detiene por espacio de 10 minutos para que los pasajeros desciendan y puedan comprar algunas delicias de la zona como calzones rotos, sopaipillas, kuchen, pie de limón, mote con huesillos. A esta velocidad los comerciantes instalados a un costado de la vía férrea deben vender si o si ya que por lo limitado del tiempo la mercadería debe ser ofrecida lo más rápido posible. 10 minutos justos y la locomotora avisa su partida con un par de pitazos.





Estación Pishuinco. Con los pasajeros abordo se inicia la segunda etapa de nuestro viaje, ahora con la parada en el pueblito de Pishuinco. Aquí nuevamente surgen los vendedores de alimentos dulces y salados como también del mote con huesillo. Terminado el tiempo de compras se inicia la tercera etapa de este viaje.
Avanza lentamente pasando sin detenerse por el pueblito de Arique y de ahí enfila hacia la estación de Antilhue.

Estación Pishuinco.



Estación Antilhue. La línea que venía del norte quedo habilitada en 1907 con el tramo Loncoche-Antilhue, una vez terminada la construcción del puente ferroviario sobre el río Calle Calle.
La estación de Antilhue fue concebida desde un comienzo como cabeza del ramal a Valdivia. Todos los trenes que venían del sur o del norte hacia Valdivia, o que venían desde Valdivia en dirección a Santiago o Puerto Montt debían pasar por Antilhue, lugar en que se hacían las maniobras para cambiar los trenes de línea, de manera que pudieran continuar viaje, o simplemente se hacía trasbordo de pasajeros hacia trenes que tenían el destino requerido.
Los testimonios de los pobladores más antiguos de Antilhue hablan de períodos de gran auge y movimiento que hoy no existen.




En el año 1945, transitaban como mínimo 20 a 30 trenes diarios por Antilhue, incluyendo los de carga y pasajeros.

Los trenes de pasajeros empezaban a correr desde las siete y media de la mañana hasta las 9 y media de la noche. El Expreso Santiago-Osorno, el que iba de Valdivia a Osorno, el tren Valdivia-Talcahuano, la combinación con el ramal Panguipulli, eran algunos de los recorridos. Los lunes, miércoles y viernes pasaba el Villarricano, que llegaba a Antilhue en la mañana hacia Valdivia, y pasaba en la tarde, de vuelta a Villarrica. Los expresos que venían de Puerto Montt y Osorno hacia Santiago, todos tenían combinación a Valdivia. En suma, los trenes de pasajeros no eran menos de 10 al día.

Siguiendo con nuestro viaje, aquí la detención del tren es por espacio de unas tres horas para poder almorzar, recorrer una pequeña feria, conocer el pueblo y posteriormente embarcarse de regreso a Valdivia.
Muchas personas optan por almorzar llevando su propia merienda, otros acuden a la feria costumbrista o a un pequeño restaurante en la estación que no da abasto para tanta gente. Personalmente opte por almorzar en el coche comedor del tren a un precio de $ 4.000 por persona.
Mientras tanto la locomotora es desenganchada del convoy y empieza a realizar un giro alrededor del pueblo regresando en reversa y conectando nuevamente los carros para su regreso a la ciudad.



Como los asientos son numerados y este número se repite al lado derecho e izquierdo, es decir 26 derecho, 26 izquierdo, en dirección a la maquina. A la vuelta el primer carro queda como ultimo produciendo en algunas personas una desorientación divertida como además no entienden  el cambiarse de un costado a otro conservando su número. Al final todo se soluciona y se inicia el regreso ahora en la ventanilla opuesta y observando el paisaje no visto antes.




Para los más adultos este es un bello recuerdo, para los más jóvenes una diversión más pero al final todos disfrutan de este viaje un poco a la antigua, con un inspector de gorra negra que revisa los boletos, falta el vendedor de cotona blanca con su clásico canasto de bebidas y que hoy en este tren en especial, es reemplazado por un par de chicas vestidas con pantalones y blusa negra.




Al día siguiente inicia otro viaje y esta vez me toca presenciar la pasada del tren "Valdiviano" como un espectador mas a la orilla de la vía.

1 comentario:

  1. Exelente, que aun hayan personas que quieran concervar lo que en realidad deberia estar funcionando siempre ,como lo que era el tren. No se porque dejaron botado algo tan lindo y bueno como era el TREN ,podias caminar pasear de lado a lado mientras viajabas ,bagon comedor, departamento,dormitorio, hasta tomar se podia ja... ahora nada queda o muy poco si hasta ramales han sacado como el que iva a Panguipulli. Solo queda el recuerdo que se nos da con estos viajes turisticos ,muy bueno me gusto mucho esto .

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